“Lo que me atrajo de la práctica de la
medicina fue el deseo de llegar a los corazones, sostener las manos, ofrecer
consuelo a los que sufren, posibilitar la recuperación cuando fuera posible y
aliviar la soledad y la desesperación cuando la curación no fuera posible”.
Así es como
empieza Lissa Rankin su libro “La mente como medicina”en el que cuenta que,
tras doce años de formación médica tradicional y ocho años de práctica clínica,
decide abandonar su profesión y mudarse al campo para escribir e informarse
acerca de los sucesos extraordinarios que ocurren en el ámbito médico.
Su padre,
médico convencional, y una enseñanza basada únicamente en la evidencia de
sucesos, hicieron de Lissa una persona “cínica, cerrada de mente e inflexible” –dicho
por ella misma-.
Y es que, la
promoción de la salud del cuerpo resulta insuficiente si no va acompañada del
cuidado de la salud mental. Múltiples pruebas
han demostrado la existencia de que se puede alterar la fisiología del cuerpo
de forma radical con el simple hecho de cambiar los pensamientos, al igual que,
se puede enfermar si éstos son poco saludables.
El libro
está estructurado en tres partes. En la primera, se razona el poder de la mente
para cambiar la fisiología del cuerpo a través de la influencia de creencias
positivas y atención adecuada en el paciente por parte de los profesionales
sanitarios. En la segunda, se muestra cómo la mente es capaz de alterar la
fisiología del cuerpo a partir de las elecciones que se realizan en la vida
(incluyendo el hecho de ser optimista o pesimista, la creatividad, las
relaciones…). En la última parte aparece un nuevo modelo de bienestar creado
por la autora.
Un libro muy recomendable, con el que
incluso la mente de los más escépticos se abrirá y se liberará de
algunos pensamientos obsoletos sobre la salud y la medicina.
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